El gran libro verde
El año pasado hice una pequeña formación en la Universidad Nacional de las Artes sobre libros álbum y se habló de Maurice Sendak. Si bien había regalado a mi hermana Donde viven los mounstros, su obra canónica, no tenía ningun libro suyo en la biblioteca. Hace poco remendé la situación y me compré El gran libro verde, escrito por el poeta inglés Robert Graves e ilustrado por Maurice un año antes de hacerse conocido.
Trata sobre la magia de la lectura: Jack encuentra un libro lleno de hechizos. Elige convertirse en un señor mayor para poder hacer con los hechizos lo que se le antoje. Me dio ternura pensar en ese niño que tuvo que disfrazarse para poder jugar sin miedo. Disfrazarse de adulto, ni más ni menos.
Pero también la otra cara de la moneda nos ofrece la posibilidad de ver a Jack niño siempre siendo parte de su versión adulta. Esta matrioska que somos todos al final del día.
Con el final llega el inevitable retorno a la realidad cuando la lectura se termina, como menciona María Popova. Aún así, algo cambia. Algo se transforma y se queda dentro nuestro, nos lo llevamos encima.
Cómo podríamos aprender
Cuando me crucé con el trabajo de Andy Matuschak me brillaron los ojos: ¿Herramientas para pensar? ¿Investigación aplicada independiente? ¿Se puede vivir de estas cosas? Más allá de lo maravilloso que me parece ese panorama, hoy quiero contarte sobre lo que aprendí sobre aprender en este trabajo suyo.
Quiero comenzar preguntando: ¿cómo te gustaría que fuera el aprendizaje, para ti? Si pudieras chasquear los dedos y transportarte a un entorno de aprendizaje perfecto, ¿cuál sería tu ideal?
Mientras pensaba en la respuesta me aparté un poco y saqué la foto que ves de mi escritorio. Como ves, voy apilando torres enclenques de libros y notitas que no resisten ningún archivo. Trato una y otra vez de ordenar un poco todo (en la vida, en mi mente) pero no hay con que darle a estas conexiones neuronales anárquicas que insisten en conectar papers científicos con trivialidades una y otra vez.
Siento que estoy en un período de aprendizaje intenso. Después de la operación siento la necesidad urgente de ayudar a mis neuronas a armar nuevos caminitos, pero no sólo para mover la mano. Me siento a leer todos los días, no para dar un examen ni para coleccionar otro papelito de alumna 10, estoy en el barro de entenderme a mí misma. Y mientras leía el documento rápidamente reconocí los rasgos del aprendizaje implícito en Parsimonia. Este es un lugar auténtico, donde descubro cosas que me motivan en comunidad. Es un espacio donde claramente los significados y las emociones tienen un peso inmenso. Cuando llegué al final entendí que Parsi encaja con esta metáfora que nos trae Andy:
La famosa metáfora de la bicicleta para la mente es mejor porque no tiene otra agenda más que la que vos traés. Simplemente te permite llegar a un montón de destinos a los que no podrías caminando. Y además hace que el viaje sea divertido, especialmente si vas pedaleando con amigos. La bicicleta sólo pregunta ¿a dónde querés ir?
Claro, esa pregunta asume que tu destino es conocido y está claramente marcado en algún mapa. Pero las experiencias de crecimiento más gratificantes suelen estar centradas en un proyecto creativo. Estás tratando de llegar a donde nadie llegó antes —alcanzar la frontera y empezar a trazar conexiones hacia lo desconocido. Aprender al servicio de la creación. Es un aprendizaje dinámico, lleno de contexto. Es más que solo eficiencia y exactitud. Es más complejo que sólo ir más rápido en una bici. Ese es el tipo de aprendizaje que siento una necesidad casi moral de ayudar a crear.
Una calculadora sin el menos

Steven Hayes nos cuenta en esta charla TEDx cuáles son algunas de las herramientas que tenemos para frenar a nuestra mente cuando juega a ser Max Verstappen sin ningún tipo de sistema de seguridad. Al fin y al cabo todo tiene que ver con lo que aprendemos y cómo el lenguaje tiene un rol clave en nuestro modelo mental del mundo.
Lo que me sorprendió es que no existe botón de “desaprender” en nuestro cerebro. Podemos sumar cosas, relacionarlas, multiplicarlas pero no eliminarlas. Y cuando lo que hemos aprendido es muy doloroso, no podemos confiar en nuestro sistema automático de solución de problemas si queremos alcanzar algún tipo de bienestar. La posta según parece es establecer cierta distancia entre eso que pensamos y lo que hacemos. No comprarnos lo que la mente nos está diciendo sino observar los pensamientos con curiosidad desapasionada: ¿Qué mas tenés para contarme, mente mía? ¿Que esto no le importa a nadie? ¿Que estoy haciendo el ridículo? Ahá, bueno, qué se yo, allá vos, mentecita.
La ilus de esta edición
Hace un par de semanas dibujé esta begonia para presentarme a un concurso de pañuelos. Lo hice con la mesa de calco que recibí de regalo y disfruté muchísimo el proceso.
En qué ando
Leyendo. Invernando de Katherine May. Lo empecé por la recomendación de Juli y me alegré cuando Mariana contó que va a ser la próxima lectura de Ser Tierra. Me viene gustando mucho.
Escuchando. El Tiny Desk de Seu Jorge. Se filmó en 2010, cuando ni siquiera se subían a YouTube. Es una joyita hermosa.
Viendo. Adolescence. Aunque la minisierie de Netflix sobre la que todo el mundo está hablando no va sobre esto, me dejó pensando en que hacer las cosas distinto a la generación anterior ya no alcanza. Lo que se necesita es cuidado, interés, respeto. Todo eso lleva tiempo.
Hasta la próxima
Buenas buenas, toda esta sarasa teórica para venir a enterarte que básicamente este newsletter es una herramienta para mí misma, donde me permito aprender de cosas y las comparto con vos porque compartir siempre hace todo más divertido, ¿no? Me gusta mucho la idea de señalar a la emperadora desnuda –yo misma– mostrándote estas semillitas de pensamiento, no contándote lo que ya se, porque a decir verdad siempre tengo más preguntas que certezas en la cabeza.
Pero volvamos a lo importante, ¿cómo estás?
Yo bien, hoy hace un lindo día y hace un rato terminé la sesión de terapia. A decir verdad estas últimas semanas se sintieron incómodas, en el mejor de los sentidos. Incómodas porque estoy haciendo cosas de maneras que no las hacía antes. Incómodas por no estar esperando al momento perfecto o a la preparación perfecta o al pelo perfecto para ponerme a hacer las cosas que quiero hacer.
Lo del pelo es gracioso: empecé a dar clases en Di Tella, invitada por José Allona. Lo que me pasa es que a José lo admiro mucho y él es de esas personas que me ven mucho más capaz de lo que yo atisbo a imaginar. Cuando me invitó en enero yo seguía aprendiendo a mover la mano, haciendo tests cognitivos para checkear que los cables iban por buen camino y con un atisbo de pelitos creciendo en mi bolsillo cerebral. “No te puedo prometer mucho”, le dije, tratando de disimular la emoción que me producía volver al aula. “No te preocupes”, me dijo él. Y acá estoy, dos meses después, disfrutando del espacio, agradeciendo una y otra vez la oportunidad de poder estar haciendo algo que me gusta tanto. Lo que sí, ahora los pelitos ya crecieron en su propia dirección y a veces me veo al espejo y encuentro un penacho medio punk que me da risa y me hace cuestionar mi imagen como profesora universitaria.
Te mando un abrazo inmenso. Que tengas un día precioso,
Maca
Hola Maca ¿como estás?
No recuerdo bien cómo ni cuando, pero gracias a alguna vuelta del destino hace un tiempo me llegan tus cartas virtuales a la bandeja de entrada. Me gusta leerte y me gusta mucho que te gusten los libros álbumes y nos hables de ellos en tus cartas.
Cuando mencionaste a Sendak mi mente me trajo (como si fuera un oleaje) el recuerdo de cuando descubrí un blog que exploraba universos que me fascinan: literatura, filosofía e infancias. Lo encontré cuando jugaba a investigar sobre Arnold Lobel (un gran amigo de mi infancia). Así me encontré con Ellen Duthie y su maravillosa búsqueda entre la literatura, la filosofía y los libros álbumes. Y hoy quiero compartirlo con vos.
Gracias por regalarnos estos pequeños y maravillosos viajes, espero que disfrutes mirar un rato por esta ventana del Internet tanto como lo hago yo. Abrazo!
https://loleemosasi.blogspot.com/2014/10/las-ventanas-de-sendak.html
Posdata: me dio curiosidad el curso de la UNA. Como si estuviéramos intercambiando figuritas, te comparto otro que me tiene intrigada https://posgrado.filo.uba.ar/ce-neurociencias
Cada carta tuya es como tomar un té de manzanilla con miel. Gracias Maca y me alegra que la lectura que recomendé te esté acompañando