El jardín
El murmullo se fue extinguiendo. Las hojas de los árboles se columpiaban. […] El jardín es la tierra y cada cosa en él está viva. Quien ama el jardín lo sabe: el jardín es reposo, porque el tiempo allí es más real.
Estoy en Bariloche, frente a un montón de árboles cuyos colores no puedo entender. Soy consciente de que estamos en otoño y la madre naturaleza juega a pintar con amarillos y naranjas, pero esto se merece otra explicación. Los miro con fuerza, con obstinación. Los miro como si se tratara de ese juego de quien pestañea pierde. No quiero perderme de nada, algo así como este niño en el libro El jardín de Atak:
Los editores mencionan que El jardín es tanto más que un libro. Es un estado. Una sucesión de gestos contemplativos, casi imperceptibles, ante los que uno no puede más que rendirse. Yo me siento desbaratada por tanta cosa y tan poco tiempo, pero Atak me contradice: «El jardín respira tiempo, y el tiempo respira como un jardín. Voy al jardín por las tardes a respirar».
Recuerdo que soy un animal y que estoy viva. Recuerdo que soy parte de un ecosistema de árboles, plantas, pájaros, flores, mariposas y escarabajos. Recuerdo que escribir es como remover la tierra, dibujar es como regar, prestar atención es sembrar. Parsimonia es mi jardín.
Breve historia de los jardines digitales
Cuando me crucé el artículo sobre jardines digitales, de Maggie Appleton, hace un par de años quedé absolutamente maravillada. Habla sobre esos sitios que proponen una nueva manera de publicar conocimiento personal en la web, alejados de la idea de artículos finalizados, esos de los que tienen el moño puesto. En este caso, los jardines digitales son una colección de ideas que están en crecimiento, entrelazadas por asociaciones contextuales. Lejos están de ser productos finales, sino que son un par de palabras exploratorias que tienen la intención de seguir creciendo con el tiempo.
Acá es cuando te digo que por favor abras el link de más arriba y lo leas por completo, porque no tiene desperdicio. Pero en este momento te quiero compartir lo que me quiero apropiar para empezar a pensar Parsimonia con estos nuevos lentes:
En contraposición a los streams de las redes sociales, un jardín digital es un lugar donde acumulamos conocimiento, conectamos ideas en apariencia disímiles y las maduramos con el tiempo.
La información se piensa desde las conexiones, que crecen lentamente, y te llevan de un lugar a otro sin un camino premarcado. La curiosidad guía la aventura, como en el Encarta o en Wikipedia.
Acá no importan las fechas. Nada es urgente ni deja de ser relevante con el tiempo. Las cosas se pueden revisar, editar. Podemos cambiar de opinión (¡y eso se celebra!).
La imperfección de estos espacios es visible. No se trata de esconder las cosas a medio terminar. Se trata de aprender en público.
Es un lugar de juego y experimentación, donde ser vulnerable es clave para que todo esto funcione.
Me gustaría que Parsi evolucione de un newsletter a un jardín digital. Me va a llevar un poco de trabajo y otro tanto de diversión. Contarte hoy este deseo me pone contenta. Es un deseo que tengo desde hace meses, pero sé que nombrarlo lo vuelve más posible. Nombrar las cosas es un acto político tanto como poético, dice Maggie. Yo asiento y sonrío.
Lo único que tienes es tiempo
Crees que no la conoces y que por eso no te puedes acercar. Pero sí la conoces. Se te ha llenado el cuerpo de culpa por no saber acompañarla. Por no tocarla, por estar lejos cuando llega, por dejarte convencer de que tienes prisa cuando lo único que tienes es tiempo. La muerte es un ombligo en el que la vida siembra cosas. No se pueden sembrar cosas sin tocarlas.
Este recorte pertenece al libro Niñapájaroglaciar de Mariana Matija y lo seleccionó Paula Filipelli para compartir esta ilustración en su Instagram.
Es como una matrioshka de cosas que amo. Agradezco que me recuerden que no, que nunca es tarde para hacer cosas que uno ama.
La ilus de esta edición
La vista desde la cabaña el día que llegamos.
En qué ando
Leyendo. I remember, de Joe Brainard. Me anoté al primer taller de escritura de mi vida y lo recomendaron. Lo estoy disfrutando muchísimo.
Escuchando. Ella & Louis. Jazz y el lago. Un poco mucho todo junto, aunque... ¿por qué no?
Viendo. Gilmore Girls. Sí, mi serie confort de cabecera. Quise arrancar Black Mirror y me dio estrés postraumático así que la dejé pasar.
Hasta la próxima
Buenas buenas, ¿cómo estás?
Yo estoy muy contenta, con ese tipo de alegría calma que te dan las vacaciones. Aunque a decir verdad me ando emocionando por todo, en gran parte por el contraste que me genera pensar en dónde estaba hace un par de meses. Si me decían que hoy iba a estar al borde del lago Nahuel Huapi, no les creía en lo más mínimo. Y acá viene un agradecimiento inmenso a la persona que se encargó de hacerme recuperar mis músculos en tiempo récord: Ani.
Recuerdo la primera vez que entró a casa. Fue la única persona que nunca me tuvo pena. Desde el momento cero me hizo responsable de mi rehabilitación, en el mejor de los sentidos. Llegué a quererla tanto que la secuestré y ahora vamos juntas a cerámica todos los martes. No me arrepiento de nada, la gente tan linda siempre cerca.
Hoy estuvimos todo el día mirando lejos, muy lejos. Charlamos hasta agotar todos los temas triviales y empezamos a reflexionar en voz alta, el tipo de conversaciones que me gustan. Axel ¡por fin! volvió a escribir. Extrañaba mucho leerlo, así que te invito a que vos también lo disfrutes por acá.
Esta semana recibí un regalo precioso: una lectora de Parsi me invitó un café. Nos pasamos dos horas contándonos miles de cosas, como si fuéramos amigas de toda la vida. Stefy vive en Guatemala y es una diseñadora de experiencias de aprendizaje que comparte joyitas en su propio newsletter. Todavía no entiendo que estas semillas viajen tan lejos y den flores tan lindas. Me emociono de solo pensarlo.
Te mando un abrazo inmenso. Que tengas unas semanas llenas de colores otoñales,
Maca
Apenas ahora, leyéndote, acabo de conectar las ideas/personas y saber que tú eres la Maca de la habla Axel, y esa es la pintura que mencionó en su newsletter. ¡Disfruten Bariloche! Los leo a ambos.